"Como los grandes, contaba historias que iban a la médula de la experiencia humana (la condición que nos vincula, más allá de las diferencias particulares de tiempo, lugar y circunstancia) a la vez que daban cuenta de la Historia que le había tocado vivir. Toda esa gente desconcertada por la vigencia del peronismo debería ver Gatica para despabilarse. O mejor aún: ver Crónica de un niño solo, porque más allá de sus imperfecciones (que tienen más de alquímico que de científico) el peronismo es el proceso mediante el cual Polín, el pibe marginal de la película, se transformó no en un delincuente ni en un resentido, sino en Leonardo Favio." Marcelo Filgueras, Suplemento Radar 11/11/12.
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